La redacción completa de la revista, todas mujeres, decidieron dar un paso al costado
La redacción completa de la revista femenina mensual de L’Osservatore Romano renunció y su directora, Lucetta Scaraffia, lo atribuyó al “clima de desconfianza y deslegitimación progresiva” creado por las nuevas autoridades.
La historiadora, periodista y escritora dijo adiós a su criatura, la publicación “Mujer, Mundo, Iglesia”, en un editorial -programado para la edición de abril- y una carta al papa Francisco. “Espero que la lea”, expresó. Con Scaraffia se van las 10 redactoras que cada mes contribuían, hace siete años, en la publicación de notas, artículos, reflexiones sobre el mundo católico y la relación con las mujeres.
La revista publicó en febrero pasado un informe sobre las monjas que fueron abusadas por miembros de clero, algunas de ellas obligadas a abortar o dar a luz un hijo no reconocido. Mientras que el año pasado denunció la explotación que sufren algunas religiosas que trabajan para obispos y cardenales, quienes le dan un trato como de sirvienta.
El nuevo director del diario de la Santa Sede, Andrea Monda, que asumió en diciembre último, rechazó las acusaciones y dijo haber “garantizado” a toda la redacción “la misma autonomía total y la misma libertad total que caracterizaron a la publicación mensual desde que nació, absteniéndome de interferir de algún modo”.
En el editorial, Scaraffia reivindicó su autonomía, denunciando la “elección de las mujeres que viene de arriba”, la “elección de colaboradoras que aseguran obediencia” renunciando a “cualquier posibilidad de abrir un verdadero diálogo, libre y valiente, entre mujeres que aman a la Iglesia en la libertad y hombres que forman parte de ella”.
Además acusó a Monda de haber introducido en las páginas del Osservatore “colaboraciones e iniciativas que aparecen compitiendo, con el efecto de enfrentar a una mujer con la otra en lugar de impulsar confrontaciones abiertas”. “Mi compromiso fue y sigue siendo el de potenciar la edición diaria de L’Osservatore Romano -no en términos de competencia sino de complemento con el suplemento- como es natural y justo que sea”, replicó el director.
“De ningún modo elegí a alguien, hombre o mujer, con el criterio de la obediencia. Al contrario, evitando interferir con el suplemento mensual, pedí en la realización del diario un diálogo realmente libre, no construido sobre el mecanismo de los unos contra los otros o de los grupos cerrados”, destacó Monda, que aseguró la continuidad del mensuario. “Su historia no se interrumpe sino que continua. Sin clericalismo de algún tipo”, añadió. “Mujer, Iglesia, Mundo” nació en 2012, por una iniciativa de Scaraffia y recibida con entusiasmo por Giovanni Maria Vian, antecesor de Monda, apoyada por Benedicto XVI primero y por Francisco después.
En siete años se ocupó de diversos temas, desde la política a la ciencia, impulsando reflexiones en el mundo católico al punto de que fue traducida al español, francés e inglés. Sobre los abusos denunciados, la directora escribió en la carta al Papa: “No fuimos nosotros quienes hablamos primero, como tal vez hubiéramos debido. No quisimos callarnos más: hubiera sido herida de modo grave la confianza que tantas mujeres habían depositado en nosotras. Ahora nos parece que una iniciativa vital se reduce al silencio y que se vuelve al viejo y árido hábito de la elección desde arriba, bajo el directo control masculino, de mujeres consideradas confiables”.